11 oct 2013

¿Para qué sirve una televisión autonómica?


Que a estas alturas nos sigamos haciendo esta pregunta es síntoma inequívoco de que algo estamos haciendo mal. Pero nos la seguimos haciendo.
Es más, algunos incluso creen tener clara la respuesta: “Para nada, es tirar el dinero.” Y lo vociferan a los cuatro vientos como si tuviesen algún tipo de interés en que la opinión pública compartiese su opinión...
Tratar de convencer a alguien de lo contrario, y más hoy en día con la que está cayendo, es inútil. La televisión pública no ha de defenderse con argumentos, ha de hacerlo por sí misma ofreciendo contenidos de calidad que consigan que la gente la sienta como propia y la defienda. Es obvio que eso no se ha conseguido en la mayoría de los casos y por eso estamos como estamos.
Pero una cosa es que los espectadores, los contribuyentes, no sepan responder a esa pregunta y otra cosa muy distinta es que no lo hagan los dirigentes de las cadenas.
¿Estoy insinuando que algunos no sabrían hacerlo? No, todo lo contrario, estoy seguro de que saben. Teniendo en cuenta el perfil político de la mayoría de ellos, responder preguntas e intentar quedar bien es prácticamente lo único que saben hacer. Lo que estoy diciendo es que a la luz de las decisiones que han ido tomando, resulta obvio que ellos mismos no se toman en serio sus propias respuestas. Si hiciesen lo que dicen, estaríamos orgullosos de nuestras televisiones. Pero no es así, ni de lejos.
Por poner un ejemplo concreto, viendo lo que ha pasado en RTVV los últimos años, resulta obvio que sus sucesivos directores y directoras o bien mentían descaradamente al aceptar el cargo bajo el compromiso de cumplir la ley de creación y regulación de la cadena porque no tenían ninguna intención de hacerlo, o bien fueron incapaces de conseguirlo por incompetentes, por desidia, o por una más que manifiesta connivencia con un partido político que ya hace años que decidió robar la cadena a los valencianos y apropiársela, convirtiéndola en una delegación más de su aparato político de propaganda.
Todo esto es lamentable, absurdo y triste a partes iguales. La trayectoria de RTVV ha conseguido incluso que compañeros de profesión, gente bien informada, que conoce el sector desde dentro y de quienes además no se puede poner en duda su pasión por este oficio, hayan llegado a manifestar públicamente que lo mejor que puede pasar es que echen el cierre. Hasta ese extremo hemos llegado. Este, sin duda, es otro síntoma de enfermedad grave. Si las televisiones autonómicas pierden el apoyo del sector audiovisual profesional, están destinadas a desaparecer más pronto que tarde.
Lamentablemente, estoy seguro de que habrá quien se alegre de esto. Hay muchos intereses puestos en esa dirección y además provenientes de despachos en edificios muy distintos.
Supongo que es desde esos mismos despachos de donde ha salido el proyecto al que paradójicamente llaman “El faro”. La única explicación que se me ocurre es que este proyecto haya sido diseñado como una especie de caballo de Troya con la intención de reventar las televisiones autonómicas desde dentro. Porque pretender que en las televisiones autonómicas quepa un proyecto como este, que deliberadamente obvia cualquier referencia a la identidad cultural especifica de cada una de las distintas comunidades en las que se va a emitir, supone saltarse a la torera todos los valores y principios que justifican la existencia de las televisiones autonómicas. Y si a eso además le añadimos que las condiciones laborales en cuanto a sueldos y tiempos de producción con las que se pretende llevar a cabo son sencillamente absurdas, lo que tenemos entre manos es exactamente lo contrario a un faro. Si los faros indican el camino seguro a buen puerto, este conduce a un naufragio seguro.
11481771
No digo que vaya a ser una mala serie. Estoy seguro de que los profesionales que han aceptado participar en ella se esforzarán, a pesar de todo, para tratar de conseguir unos mínimos de calidad. El problema no es ese. El problema es que un proyecto así jamás debería haberse gestado en el seno de la FORTA porque crea un precedente que, si se convierte en norma, acabará con las razones que justifican la existencia de las televisiones autonómicas.
La producción de El Faro evidencia que las televisiones autonómicas, y no sólo RTVV, han perdido el norte.
Personalmente, me decepciona especialmente que TV3 participe en este proyecto. La televisión catalana ha sido desde siempre un referente, una prueba de que las cosas se podían hacer bien. La lista de series y programas de calidad de la cadena es larguísima, pero lo más importante es que todas estas producciones se levantaron siempre teniendo en cuenta los principios que deben regir una televisión pública autonómica. Son productos hechos en catalán, desde Cataluña y para los catalanes. Y además han conseguido uno tras otro toda una serie de éxitos de audiencia. A los catalanes les gusta su televisión, están orgullosos de ella y la sintonizan porque quieren ver lo que les ofrece.
¿Cómo encaja El Faro en todo esto? ¿Va a emitir TV3 una serie producida en Galicia, rodada en castellano y sin ninguna referencia a la cultura catalana? ¿De verdad no ha encontrado ningún otro proyecto mejor en el que invertir los 400.000€ que parece ser que ha quemado con esto? ¿Van a invertir todavía más dinero para doblarla al catalán? ¿Han decidido abandonar todo lo que les define y empezar a emitir cualquier cosa o se trata de algún tipo de pago de favor? ¿Acabarán emitiendo la serie a horas intempestivas, rellenando parrilla, para justificar el gasto pero sin exigir ni esperar que El Faro les rinda lo que siempre se espera de una serie diaria?
Lluís Alcarazo ha escrito un artículo que firman también nada menos que Josep Maria Benet i Jornet i Rodolf Sirera. Estos tres señores son, probablemente, los tres guionistas que más han aportado a TV3. Llevan treinta años escribiendo para la cadena y se sienten decepcionados. Luís afirma tener la sensación de que la cadena no ha aprendido nada después de estos treinta años. Se dice pronto.
Ojalá los guionistas valencianos pudiésemos sentirnos tan decepcionados con RTVV por el hecho de que participe en El Faro. Pero lamentablemente no es así. La cadena nos ha decepcionado tantas veces que parece que ya no puede decepcionarnos más, porque muchos ya no esperan nada de ella.
Pero aún así, en una mala imitación de Sísifo, los guionistas seguimos reuniéndonos con ellos básicamente para pedirles que hagan su trabajo. ¿Estamos perdiendo el tiempo? Puede, pero la puñetera piedra quedaría tan bonita en lo alto de la montaña...
Termino el artículo sin haber respondido a la pregunta que lo provocó. ¿Para qué sirven las televisiones autonómicas? Quien quiera saberlo que se lea la ley de creación y regulación de cualquiera de ellas. Aquí la de RTVV. Encontrará una larga lista de buenas razones. Lástima que las propias televisiones tengan por costumbre usar la ley como papel higiénico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario