28 sept 2010

Los finales


Como os comenté en el anterior post, el viernes pasado estuve en una jornada en la que nos encontramos unos cuantos guionistas (nada que ver con la que se nos viene encima los próximos 1, 2 y 3 de octubre con el I Encuentro de Guionistas...) y en la que se habló del sector audiovisual español y del papel de los guionistas en él, poniendo especial atención a la figura del guionista-productor ejecutivo que se está empezando a instalar en España importada de Estados Unidos.

Fue una jornada muy interesante en la que sobre todo tuvimos la oportunidad de entender el sector desde el punto de vista de tres personas con una trayectoria profesional mucho más dilatada que la propia.

Más que ponencias, hubo una mesa redonda en la que continuamente se planteaban preguntas y opiniones. Esto fue lo que me permitió enterarme de algo realmente interesante, desde el punto de vista del guión, de la que va a ser la gran apuesta de Antena 3 para el 2011 en ficción “El Barco”.

Álex Pina, guionista y productor ejecutivo de la serie, estaba explicando el método de trabajo que está utilizando el equipo de guionistas para escribir esta serie. Nos contaba que él no trabaja con un desarrollo de tramas muy a largo plazo, sino que la serie se vendió y se empezó a producir partiendo únicamente de un planteamiento atractivo: “Una catástrofe mundial provoca un cataclismo que lleva a la desaparición de la tierra. Con el planeta inundado de agua, los tripulantes de un buque escuela parecen ser los únicos supervivientes…”

La línea argumental está emparentada con Julio Verne: misterio, elementos fantásticos, pero desde una mirada vital y cómica. Nos confesó que en un primer momento el proyecto nació siendo mucho más de género, pero que han tenido que suavizarlo e incluir otro tipo de personajes para abrir el target de edad del público por el miedo más que lógico de la cadena y la productora a que un producto como este no se convierta en un éxito.

Dicho sea de paso, la serie transcurre íntegramente en el barco, por lo que se grabará en alta mar a bordo de un barco real (con todo el gasto en alquiler, tripulación y retrasos e imprevistos provocados por las inclemencias del tiempo que ello supone) y en un decorado inundable que simula este mismo buque, de 3 plantas y 14 metros de altura. A cualquiera le temblarían las canillas pensando que tooooda esta pasta se quede en los tres primeros capítulos de emisión.

Pues bien, mi gran momento vino cuando Álex Pina estaba explicando que el equipo de guionistas trabaja siempre con tres guiones de tres capítulos distintos abiertos y con poca previsión de por donde iban a ir las tramas más allá de estos tres capítulos. Entonces levanté la mano y le pregunté si a pesar de no tener una biblia de la temporada ni un desarrollo de tramas a largo plazo, tenía previsto un final hacia el que dirigir la serie. A lo que me respondió que NO.

Sin duda trabajar así ofrece toda una serie de ventajas. Como él mismo dijo, a veces el guionista tiene muy claro un personaje en la cabeza pero cuando un actor lo interpreta lo cambia por completo. Si tienes la serie cerrada no te quedará más remedio que arrastrar este problema o trabajar con el actor para que se vaya acercando a lo que ellos buscan. Pero a su modo, el guión se enriquece con estas cosas. No sólo es posible adaptar el personaje al actor, además se pueden incorporar toda clase de detalles que los actores aportan de forma espontánea y que probablemente jamás se le habría ocurrido a un guionista.

De este modo también es posible dar más minutos a aquellos personajes o tramas que estén funcionando mejor en cada momento. Es decir, que la serie es más manejable, más moldeable y probablemente con mayores posibilidades de éxito puesto que se adapta a lo que el público pide de ella según va avanzando.

¿Pero de verdad confían tanto en esta forma de trabajar que han empezado a rodar sin tener un final? Puede que sea un cabeza cuadrada, pero me resisto a creer que no se lo hayan planteado si quiera. No estoy poniendo en duda, ni mucho menos, la capacidad de Álex y su equipo para encontrar el final perfecto cuando llegue el momento. Pero confiar a tumba abierta en ello me parece excesivo.

Estamos hablando de una serie de ficción y misterio, esto no va a ser Los Serrano, que a pesar de la opinión de algunos... tenía más factible plantearse un final improvisado.
Soy de la opinión que una serie del género al que parece que va pertenecer El Barco, escrita con la intención de que la resolución de misterios sea uno de los ganchos que fidelice audiencia, no puede ir hacia delante como pollo sin cabeza.

Viendo por donde estaba yendo la conversación Joan Grau tomó la palabra para defender, por comparación, el final de “Lost”, una serie que ha utilizado el misterio como pocas y que optó por un final centrado en sus personajes, que no pretendía (salvo explicaciones peregrinas que muchos han tratado de ver) resolver los misterios que se fueron planteando a lo largo de las temporadas.

A Joan, del mismo modo que a mucha gente, le gustó el final de Lost, a mi no. Supongo que depende de lo que busques, de lo que realmente te haya entretenido de la serie. A mi, por increíble que parezca, me importaba más bien poco si Kate acababa con Jack o con Sawyer. Lo que necesitaba saber con todas mis fuerzas era qué era la isla. Y no me lo explicaron.

He leído blogs en los que se afirma que sí y lo argumentan ligando cada frase con secuencias de la serie. Pero no me satisface, las explicaciones no me las tiene que dar un blog, sino la propia serie.

Soy consciente de que me estoy metiendo en terreno pantanoso y que el debate sobre si es mejor explicarlo todo o dejar espacio para que el espectador ponga de su parte no se puede resolver en pocas líneas (ni en muchas). Pero en realidad no estoy hablando de eso. Como espectador no quiero que me lo den todo hecho, ni mucho menos. Incluso me gustan los finales abiertos cuando funcionan y están bien insertados en la historia. Pero cuando algo apesta a improvisación, a puro entretenimiento, por muy bien vestido que esté y por muy genial que sea el modo en que se juega con la información, al final se me queda cara de tonto.

Cuando se estaba emitiendo la tercera temporada de Lost y ya era un éxito mundial, leí un artículo en el que los guionistas y creadores de la serie afirmaban que el final lo tenían escrito desde el principio. Esto me animó a empezar a verla, porque yo me reenganché tarde. Pero cuando vi el final... me quedé con muchas incógnitas sin respuesta y sobre todo con una: ¿Realmente lo tenían escrito?

Puede que el éxito de la serie les pillase por sorpresa y, al tener que alargar, su final se volviese inviable. Puede que en algún momento tuviesen que tomar la decisión entre mantener su final o incluir toda una serie de tramas nuevas que se les estaban ocurriendo una vez metidos en harina y mucho más empapados del universo que estaban creando. Puede... O puede que descubriesen que resulta imposible cerrar como se merece una historia que ha estado avanzando sin rumbo durante seis temporadas, con más de un giro por cada capítulo y planteando nuevas incógnitas a cada paso. Desde luego fueron hábiles consiguiendo contentar a tanta gente con su final a pesar de todo. Pero yo sigo pensando que si tenían respuesta para todas las preguntas deberían haber regalado alguna y si no las tenían, fueron unos tramposos.

Tal vez desde el punto de vista empresarial no importe mucho el final. Importa enganchar a mucho público y mantenerlos enganchados el máximo tiempo posible. Pero en el mejor de los casos, aquel en el que la serie termina cuando los guionistas y productores consideran que debe acabar, su público merece un buen final. Y seguramente para que esto sea posible hay que trabajar en él desde el primer día.

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