3 sept 2010

Tendencias

Las televisiones, al igual que casi todo, se mueven por modas. Cíclicamente las cadenas se contagian unas a otras y resulta curioso ver cómo después de un éxito empiezan a aparecer los clones.

Después del éxito de “Águila Roja” parece que todo el mundo quiere hacer series históricas de aventuras. Telecinco está preparando varias, la primera se llama “Tierra de lobos” y si Águila Roja estaba ambientada en el siglo XVII, ellos han elegido el XIX. Y la segunda es nada menos que una serie de “Piratas” ambientada en el siglo XVIII. Antena3, por supuesto, no quiere quedarse fuera de este juego y también está rodando ya su propuesta, “Hispania” ambientada en el siglo II a.C. Ya de paso, Tve1 ha vuelto a marcarse otro tanto comprando los derechos de “Los Tudor”, otra serie histórica ambientada en el siglo XVI. Además, dentro de poco, cuatro también se subirá al carro emitiendo la serie “Los pilares de la tierra”, adaptación del best seller de Kent Follet ambientado en la Inglaterra del siglo XII.

Y, tal vez por casualidad pero tal vez no, todo esto coincide con el estreno de la "superproducción" (para los standards nacionales) histórica "Lope". Una película ambientada en el siglo XVI que narra las aventuras y desventuras de los años mozos del que más tarde sería conocido como el “Fénix de los Ingenios”, Lope de Vega.

Es como si de repente al audiovisual español le hubiese dado por mirar hacia atrás. ¿Por qué pasan estas cosas? ¿Un éxito garantiza otro?

Parece ser que mucha gente cree que sí. Pero a mi me parece que la relación entre la programación televisiva y las audiencias es parecida a la que tienen la gallina y el huevo, no se sabe qué va antes. Cualquier programa, serie o concurso creado sin mayores pretensiones que rellenar un espacio en la parrilla puede acabar convirtiéndose en un éxito por que sí, sin que nadie se lo espere. Y al mismo tiempo, proyectos ambiciosos precedidos por una buena campaña publicitaria se han dado tortazos memorables.

Qué será un éxito y qué no, es y será siempre un misterio. Pero por alguna razón, cuando alguien consigue un éxito, se tiende a tratar de convertir el hito en tendencia. Como si el hecho de que una serie histórica hubiese funcionado significase que al público le apetece ver series históricas. No digo nada nuevo si afirmo que los responsables de las programaciones de las cadenas suelen ser conservadores. Arriesgar con un proyecto es algo que hacen muy de vez en cuando. Pero el concepto de riesgo es algo muy relativo señores... Tal vez soy el único que lo ve así, pero no creo que estas series que van a llegar ahora persiguiendo el éxito de Águila Roja tengan nada asegurado. Tendrán que ganarse a su público de todos modos y engancharles para que sigan semana a semana su propuesta. De hecho, llamadme loco, pero me temo que el hecho de que haya tantas propuestas parecidas podría ir en su contra.

De todas formas supongo que este fenómeno de las modas no es cosa sólo de los programadores. El mercado audiovisual potencia esto. Si un guionista o una productora tenía en el cajón un proyecto de serie histórica, seguro que lo ha desempolvado recientemente para volver a pasearlo ahora que se supone que todo el mundo está más receptivo a escuchar propuestas de este tipo. Puede que incluso alguno de estos proyectos sea excelente y si no se ha producido antes es porque alguien pensó que no era el momento, o que el público no estaba preparado, o que la ficción española no estaba a la altura... Lo que me asusta es la posibilidad de que más de uno se haya puesto las pilas y haya montado un proyecto a corre-prisa para contentar las demandas del directivo de turno que dice aquello de... “no te voy a comprar nada de esto, pero si me trajeses un proyecto de serie como Águila Roja sería otra cosa...”

Siendo guionista no puedo más que defender la importancia de las buenas ideas. Para que una “tendencia” (si es que de verdad existen) aparezca, alguien tiene que haber apostado antes por una idea nueva. Y siempre es un buen momento para apostar por una buena idea. Cuando un proyecto, por arriesgado que parezca, está bien fundamentado, merece ser llevado a cabo. ¿Era peor proyecto, por ejemplo, Hispania antes del éxito de Águila Roja? NO ¿Tiene más opciones de éxito ahora? NO.

Yo creo que es una cuestión de valentía. Es como si todos los programadores estuviesen al borde de un acantilado mirándose unos a otros esperando a ver quien es el primero que se lanza para averiguar si hay agua suficiente como para no partirse las piernas. Y a la que uno se lanza y se zambulle sin problemas el resto se tira de cabeza casi antes de que el primero haya tenido tiempo para salir de nuevo a coger aire. Pero la diferencia es que ellos no saltan a ciegas, cuando un proyecto es bueno es como saltar desde muy bajito.

Nada garantiza el éxito, desde luego, pero las buenas ideas merecen intentarlo. Dejen de buscar señales en el cielo y fijen la mirada en sus mesas, señores, tal vez encuentren algún proyecto de esos que parece que “ahora no toca” que podría convertirse en el pionero de una nueva tendencia.

Por cierto, ¿cuando volverá la moda de las series futuristas?

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