1 nov 2010

Esto ya se ha hecho

Cuando dejas que alguien lea uno de tus guiones por primera vez te sientes desnudo, expuesto. Has estado solo mucho rato trabajando en eso y no has podido evitar poner tus ilusiones en el proyecto. Incluso en algún momento de subidón te has imaginado recogiendo un premio con el título de lo que sea que estás escribiendo en la placa de la estatuilla. Es más, te has imaginado a ti mismo justo en ese momento en el que alguien lo lee. Y claro... puestos a imaginar, te has imaginado como la persona a la que has concedido el honor de ser el primero en leerlo pone cara de sorpresa nada más empezar. Te has imaginado notando como su interés crece y crece hasta tener que reprimir con mucho esfuerzo las carcajadas, las lágrimas o el miedo porque no quiere parar ni un solo segundo de seguir leyendo. Y, por supuesto, te has imaginado su cara de admiración nada más terminar de leer.

Pero eso nunca pasa. Cuando llega el momento nada encaja. Para empezar tu familiar o amigo ha llegado de mal humor. Porque siempre buscas que sea alguien que te quiera, alguien que no tenga razones evidentes para querer hacerte daño o, por lo menos, que no le dé exactamente igual verte llorar. Bien, pues justo el día que has quedado con él o ella para invitarle a café y, ya de paso, que se leyese “eso que me dijiste que estabas escribiendo”; justo ese día, su jefe le ha puteado, su abuelita ha muerto, le han puesto una multa, han atropellado a su perro o cualquiera de las variantes que se os ocurran. Pero no importa, es tu colega y quiere ayudarte, así que cuando acaba de contarte su drama personal traga el último sorbo de café y te dice: Bueno, pásame eso que has escrito. Ya en ese momento tu te acojonas, no quieres que lea nada en ese estado de ánimo. Pero insiste porque es tu colega y quiere cumplir. Y entonces se lo das y viene cuando no sabes donde meterte. No quieres hacer ruido, ni mirar, por no meter presión. Escuchas su respiración mientras simulas que lees lo primero que pillas, tratas de aparentar que no estas nervioso e intentas convencerte a ti mismo de que tampoco puede afectarte lo que te diga. Pero sobre todo te das cuenta de que no merece la pena pasar por eso porque sabes perfectamente que sólo hay dos cosas que te pueda decir cuando acabe: “Está bien...” o “Esto ya se ha hecho”.

La primera opción es la peor, sin duda. Te deja sin defensas porque no te han atacado. Se supone que tienes que poner buena cara y responder: ¿Te ha gustado? a modo de pregunta retórica para que él afirme y zanje la conversación de buen rollo. Pero preferirías perseguirle por toda la casa pegándole en la cabeza con el ordenador. ¿Como que bien? Estoy aquí en pelotas, estas viendo mi cosita y ¿me dices que está bien? A cualquiera que le hicieran eso se le iría el ánimo a los pies...

Consejo para los amigos o familiares a los que obliguen a leer un guión: NO LO LEÁIS.

Es imposible no herir la sensibilidad de un guionista. Somos seres inseguros por naturaleza y por muy orgullosos que estemos (cuando estamos solos) de lo que estamos escribiendo, cualquier matiz en vuestro tono de voz cuando nos digáis que os ha gustado será suficiente para que pensemos que nos estáis mintiendo por lástima.

Pero si no os queda más remedio que hacerlo, porque es guionista pero es vuestro colega y le queréis, o porque os acorrala, amenaza o tortura con un clavo ardiendo para que os lo leáis... cuando acabéis: CRITICAD O PREGUNTAD ALGO.

Así sí... entonces veréis como el guionista en cuestión se siente más cómodo. Tendrá algo contra lo que luchar, un motivo para justificar por qué ha escrito semejante mierda o para explicar qué hay de maravilloso y no has visto en lo que acabas de leer.

Pero vamos con la segunda opción: Esto ya se ha hecho. Esta afirmación contundente suele venir acompañada por un ¿No has visto...? En los puntos suspensivos aparece el título de cualquier película, serie, cortometraje, cuento, obra de teatro o videojuego. A veces se te queda cara de tonto porque no, no lo has visto. Pero otras veces, en cambio, se te queda cara de tonto porque sí, sí lo has visto.

Si lo has visto puede que a ti te parezca que no tienen nada que ver, o que olvidases aquella historia, o que hasta ese momento no te dieses cuenta de que realmente sí que tienen cierto parecido. Lo peor de todo es que a partir de ese momento no podrás quitarte de la cabeza la idea de que tal vez, sólo tal vez, lo viste, después olvidaste que lo habías visto y acabaste recordándolo de una forma distinta confundiendo el recuerdo con una idea original tuya. No sabes si esto puede pasar, pero la posibilidad te atormentará por las noches y hará que te levantes una y otra vez para darte baños compulsivos en los que te frotarás hasta herirte porque te sientes sucio.

En cambio, si no lo has visto, lo que tu personalidad compulsiva te lleva a hacer es verlo inmediatamente. Te sientas delante de la tele acojonado, como si te sentases en el banquillo de los acusados. Le das al play y experimentas una montaña rusa de sensaciones de lo más variado. Si resulta que no era para tanto, que no es la misma idea, te sientes más aliviado que cuando aprobaste el último examen de matemáticas de tu vida en el instituto.

Pero si acabas concluyendo que realmente se parece en algo, tienes la sensación de que te han robado. No puedes demostrarlo, pero alguien te ha quitado algo que era tuyo. El único consuelo que te queda es pensar que es inevitable, esas cosas pasan.

Por suerte, nunca, JAMÁS, nadie escribirá exactamente lo mismo que tú. Puede que se parezca, e incluso puede que la idea del argumento principal sea exactamente la misma, pero el modo en que se expone muy probablemente no tenga nada que ver.

¿Os imagináis la cara que se le debió quedar a Alejandro Amenábar cuando fue al cine a ver “El sexto sentido”? Faltaban sólo dos años para que se estrenase su película “Los otros” y probablemente se encontraba ya totalmente inmerso en este proyecto. Los que hayáis visto ambas películas sabréis por qué lo digo. Son películas totalmente distintas, ambientadas en épocas alejadas en el tiempo, con personajes distintos y con tramas, en apariencia, poco parecidas. Pero muchísima gente salió del cine después de ver “Los otros” diciendo que era otro “El sexto sentido”. Y no les faltaba razón. Ambas películas partían de una misma idea: Narrar la historia de un fantasma que no sabe que lo es y acompañarle en el proceso por el cual descubre que en realidad está muerto.

Buenas noticias, a pesar de todo la película de Amenábar fue un éxito. Una de las cuatrocientas películas más taquilleras de la historia* y la más taquillera de producción española hasta que llegó Alatriste.

Estoy seguro de que Amenábar nunca le perdonará al destino haber llegado después que M. Night Shyamalan. Pero su historia no es peor ni menos original por eso.

Desde luego, como público, una historia te impacta más cuando te sorprende, cuando descubres una idea que jamás se te había pasado por la cabeza. Pero eso ocurre en contadas ocasiones. Como creadores, desde luego, debemos perseguir esas ideas, las que permanecen todavía inmaculadas. Pero trabajar en ideas que, de algún modo, ya han sido “usadas” no tiene nada de malo.

¿Os imagináis a Calatrava el día que presentó los planos del primero de sus puentes? Alguien podría haberle dicho: ¿Y dices que esto es un puente, no? ¿Y para qué sirve? ¿Para cruzar el río eh...? Muy bien chico, pero esto ya se ha hecho. Pues sí, pero a Calatrava se le ocurrió ponerles una peineta y se forró.

Siendo cínicos, incluso podríamos decir que el hecho de que ya se haya hecho y que alguien lo sepa es una señal de que la idea funciona, porque ya lo ha hecho. Y ver el modo en que otro lo hizo puede ayudarnos a mejorar y superar los problemas que él no supo ver.

Pero que quede claro, nada de esto quita que cuando alguien te dice “eso ya se ha hecho” te joda. Porque te jode y mucho, ya lo creo. A todos nos gustaría ser Cristóbal Colón e ir por ahí descubriendo nuevos mundos de vez en cuando. El problema es que eso no es fácil, y cada vez menos. Pero tened en cuenta algo, Colón descubrió el nuevo mundo buscando una ruta comercial alternativa para llegar a la India, es decir, buscando su propia forma de llegar a donde muchos otros habían ido ya antes que él.


* En realidad, desde que leí este post, dudo bastante de las listas oficiales de películas más taquilleras de la historia.


1 comentario:

  1. Es un tema delicado este de recibir críticas o apreciaciones acerca de tu "obra" pero hay una que me ha dejado en la cuerda floja y es: "qué valiente has sido" referente a un corto que he hecho... la verdad es que aún no sé con certeza qué me han querido decir. En el peor de los casos (que es el que más me atormenta puesto que soy insegura por naturaleza) puede significar: qué valiente has sido al mostrar en público bodrio semejante!, también puede significar: Qué valiente has sido al tratar un tema tan difícil, o qué valiente has sido al arriesgar tu dinero y reputación en algo tan descabellado o qué valiente has sido en terminar algo que no va para ninguna parte, o que valiente has sido por... bueno, por lo que se nos ocurra... así que si quieres salir del paso y además dejar en suspenso al autor, puedes soltarle esta frasecita.

    ResponderEliminar