7 sept 2011

Soluciones rápidas para guionistas desesperados


Ha llegado septiembre y con él los coleccionables en los quioscos. Hay de todo, pero ninguno para guionistas. ¡Hasta ahora! Aquí os traigo nada menos que un coleccionable en un solo fascículo con las mejores soluciones de guión de todos los tiempos. ¡No os lo perdáis!

Consejos románticos:

Si su historia no gusta a las mujeres puede que sea porque le falta romanticismo.
¡Pero no desespere! ¡Convierta a su protagonista en un galán en una sola secuencia! ¿Cómo?
Aunque su protagonista sea un despiadado asesino capaz de quitar la vida a doce hombres antes incluso de echar la primera meadita de la mañana, basta con que justo después le lleve el desayuno a la cama a su mujer para que la historia cambie por completo. Tras este gesto, todo el mundo entenderá que en realidad es buena persona y que si mata, es porque no le queda más remedio. 
En el cine, no hay mayor prueba de amor que llevar el desayuno a la cama a alguien, pero si además ha tenido el detalle de untar la mantequilla en las tostadas, estamos ante una prueba irrefutable de amor verdadero para toda la vida.

Pero los personajes adultos no son los únicos que pueden arrancar una lágrima al respetable, ni mucho menos. Los niños pueden ser incluso más efectivos que un hombre con una bandeja.
Si quieren dejar claro que una niña o niño quiere mucho, pero mucho mucho, a su madre y crear una de esas secuencias inolvidables, lo mejor es que el niño pinte un dibujo a su madre en el que aparezcan ambos cogidos de la mano. Este tipo de dibujos pueden completarse con un árbol o una casa al fondo. Y si queremos asegurarnos de que todo el mundo lo entienda, el niño puede haber escrito algo como “Yo” y “mamá” debajo de los dibujitos. Puede parecer redundante, pero siempre hay algún despistado que no lo pilla.

Eso sí, aclaración, si su personaje es una mujer que desayuna en la cama por cortesía de su marido y acto seguido su hijo le da un dibujo en el que aparece toda la familia, más le vale tener una buena enfermedad terminal preparada o, en su defecto, una banda terrorista con ganas de raptar a alguien a punto de aparecer, porque... querido amigo guionista: La felicidad no gusta.
La felicidad de un personaje sólo es útil justo al principio, para que la gente entienda lo chungo que es todo lo que le pasa después, o al final de la historia, por aquello de dejar un buen sabor de boca.

Pero seamos francos. Atendiendo al consejo anterior, si un personaje es tan feliz, lo más probable es que muera pocos minutos después de desayunar. Esto podría parecer una desgracia, pero esto es cine y usted guionista, por lo que la desgracia humana, el conflicto y las situaciones límite son lo que le da de comer, regodéese.
Asegúrese de que justo antes de morir esta madre modelo y su hijo se grabasen con una cámara doméstica riendo mucho y dando besos a discreción. De este modo, el niño podrá pasarse el resto de la historia atormentándose a sí mismo viendo en bucle dicha grabación. Incluso el padre podrá pasarse a alguna que otra sesión de cine familiar de vez en cuando.
Otra opción es que le regalase un colgante, un anillo, un penique de la suerte o cualquier objeto que quepa en un bolsillo. El personaje no se separará de él hasta el final de la película, cuando consiga superar la muerte de su madre. Pero mientras tanto, acariciará el objeto cuando esté triste y luchará a muerte contra cualquiera que intente quitárselo.


Y para terminar con los consejos dedicados al amor en el cine, dediquemos una líneas a la amistad.
Los colegas muy colegas se saben las mismas canciones. Eso es así. Por eso, si uno de ellos está algo depresivo, basta con que su colega empiece a tararear la canción especial que comparten desde niños para que se le olviden todos sus problemas.
Este tipo de secuencias pueden acabar con muchos mocos, abrazos y exaltación de la amistad, o bien entre risas y anécdotas graciosas de la infancia. Según convenga.

Consejos violentos:

Pero si el amor y el romanticismo son importantes, tampoco podemos dejar de lado la violencia. Una vez se ha dejado claro que el protagonista está enamorado podemos dar por supuesto que el público nos ha concedido carta blanca para pegar algún que otro tiro. Así que ha llegado el momento de la acción. Veamos ahora algunas aclaraciones al respecto.

Lo primero que hemos de dejar claro, pero desde el primer minuto, es qué tipo de habilidad mortífera tiene nuestro protagonista. Si lo suyo son las patadas o las espadas, las pistolas desaparecerán de escena rápidamente por los motivos que sea. Una patada o un manotazo bien dado en la mano que sujeta la pistola suele funcionar. A partir de ese momento el malo no tendrá más remedio que luchar justo como al protagonista le conviene. ¡Bien!

Eso sí, siempre que haya una pistola en alguna parte, mandará el que la lleve en la mano. No importa que los personajes sean una abuelita con ciática y medio ciega de un ojo y un boina verde de 2'10 m, quien tenga la pistola tendrá el control de la situación y mandará sobre el resto. Todos los demás se limitarán a levantar las manos, mirar de forma desafiante o afirmar convincentemente que se rinden, dependiendo de si son extras, protagonistas o antagonistas respectivamente. Por supuesto, en cuanto la pistola cambie de manos la situación cambiará por completo.

Otro consejo que no debéis olvidar nunca es que, en el cine, la muerte es algo relativo. Un extra puede morir con un simple puñetazo. En cambio, si nos estamos acercando al final de la película y aquel al que el protagonista propina sus mejores golpes es el malo malísimo, los puñetazos a penas causarán algunos rasguños. Puede que ni siquiera las balas funcionen. Para acabar con él habrá que recurrir a opciones más imaginativas. Las explosiones, los accidentes de tráfico a alta velocidad, las caídas al vacío y las decapitaciones, son algunas de las mejores opciones.

En la misma línea, podemos hablar de los personajes moribundos. Cuando un personaje que sabe algo importante está a punto de morir, puede hacerlo justo después de soltar “el dato” o en mitad de la frase, justo en lo más interesante. Según convenga.
Caso a parte son aquellos que tienen que despedirse o arrepentirse en el último momento. En estos casos, no importa lo que esté ocurriendo alrededor, siempre habrá un ratito de paz para que el malherido se exprese tranquilamente con el hilillo de voz que le queda. Si lo que tiene que decir es lo suficientemente interesante, será capaz de mantener una conversación de varios minutos mientras se desangra. Eso sí, en cuanto la espiche, volverán a silbar las balas y habrá alguna que otra explosión.

Por último, y aunque resulte obvio, aclararemos que el protagonista puede acertar un disparo entre las cejas del malo desde doscientos metros de distancia con un revolver mal calibrado y casi sin apuntar, si así le conviene. Pero los malos pueden dejarse todos sus ahorros en plomo que jamás acertarán al protagonista. A menos, claro está, que la guapa tenga nociones de enfermería, en cuyo caso conseguirán hacerle un rasguño que no dolerá al protagonista en absoluto, excepto al contacto con el agua oxigenada.

Hasta aquí nuestra guía para guionistas desesperados. Apliquen nuestros consejos en sus guiones y vayan pensando el color del Ferrari que quieren aparcar en el garaje de su nueva mansión.

¡Y recuerde! Si muchos otros lo han hecho antes, ¡es porque funciona!

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